Los diarios normalmente son secretos, pero el mio no es un diario normal. Es todo vuestro.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Volvamos a empezar


Y empecemos de 0. Olvidando todas las cosas malas del pasado. Bueno, no, empecemos de 1. Recordando todas las cosas buenas del pasado. Espera, empecemos de 2. Recordando todas las cosas y personas buenas del pasado.

Este ha sido un año grande, un año que me ha ayudado a crecer, que me ha enseñado como son realmente las personas, y que te tienes que querer. Porque al fin y al cabo, solo terminarás la vida contigo mismo. Sin nadie a tu alrededor, solo tú. Duro, pero cierto.

Este año, que ha traído de la mano lágrimas. Muchas lágrimas. Que ha alejado a personas queridas. Y que ha hecho que los paseos por Madrid pierdan el sentido. Porque Al, sin ti, esos paseos no son nada. Tu, que con tu sonrisa alumbrabas cada una de mis noches oscuras, y que con tus llamadas eras capaz de alegrarme todas las mañanas, tu, que ya no estás. Solo espero que este 2012 te traiga otra vez junto a mi pecho, porque el corazón te extraña, ya no palpita igual, hace ruidos extraños para llamarte en la lejanía.

También ha traído risas, muchas risas. Momentos felices en aquella vieja piscina, y noches inolvidables entre zonas de mimos. Botellas de vodka y cachimbas agotadas y medias rotas, muchas medias rotas. Dolores de pies y zapatos en manos. Luces de neón y conciertos con Kevin McAllister. Paseos y secretos entre calles olvidadas. Y citas en un café a las 4 y 26. Pintalabios rojo y pintauñas azul. Césped, aspersores, goles. Cómics de ciencia ficción acompañados por viejas canciones de los años 80 a eso de las 7 y 27.

Este año, que me ha colmado de desconocidos que ahora comparten cigarros conmigo. Y no solo cigarros, también palabras. Y no solo palabras, también confesiones. Porque una amistad nace de la nada, y de la nada nació aquella pequeña niña perdida en el País de las Maravillas que ahora se ofrece a bailar cada noche de mi mano. Tengo la suerte de haber contado con todas ellas. Con una rubia capaz de escuchar los errores más imperdonables, una rubia a la que malinfluencio y cubro de humo. Tengo a mi pequeña A. extraterrestre, perteneciente a otra época, a otro mundo, a otro lugar, a otro momento. Pero que está en el minuto justo y en el lugar preciso en el que la necesitas y cuando la necesitas. También conozco a morenas que podría venir de la antigua Arabia, siempre con una sonrisa bajo la nariz y una cachimba bajo el brazo. Y colecciono más rubias, que se contonean como nadie y que son capaces de enamorar con tan solo un pestañeo. Más pequeña que yo, pero más grande que ninguna.

Me siento afortunada, de contar siempre con ellas y con ellos. Aunque se marchen, aunque acaben de llegar…Las pelirrojas tenemos la costumbre de coger cariño rápidamente, con el corazón en la mano, deseando entregarlo y aunque os vayáis y no regreséis, aunque os olvidéis de alguien como yo, tenéis que recordar que aun lleváis un trocito de mi en vosotros, y que en el momento en el que regreséis os abrazaré como si fuese la primera vez.

Para mí, este año ha sido muchas cosas. Pero sobre todo eso, amistad. Porque habéis demostrado que no solo estáis ahí cuando los momentos son felices, habéis hecho que todos los momentos tristes hayan tenido una chispita de alegría. ¿Y para eso están los amigos no? Para amainarnos el camino de esta puta vida.



-Espero que este año 2011 haya sido tan grande para vosotros como lo ha sido para mi, y que el año 2012 lo supere. Muchas gracias por leerme cada día, por seguirme, y por todos y cada uno de vuestros comentarios. Que me han ayudado, hecho sonreir o incluso hecho llorar.

-Os presento a Raquel Sumer (personaje que sale en la foto) también conocida por todos vosotros como Olivia P.Lisle.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Nadie dijo que vivir fuera sencillo

A ojos de cualquier otra persona, este podría ser un mundo normal. Un mundo en el que existen cosas buenas, cosas malas, momentos memorables y otros para olvidar. Pero últimamente, ella solo veía un mundo turbio. En el que la miseria y las malas lenguas la hundían cada vez más y más en ese depravado agujero existente en el medio de su vida.

Ella, que solía ir con la sonrisa siempre puesta, que buscaba palabras para animar a cualquiera, que bailaba y bailaba sin cansarse y que hacía oídos sordos a todo lo que los demás pensasen, dijesen o calumniasen. Contaba cada noche, todos y cada uno de los peldaños que componían la escalera que la guiaba hacia su mente, y una vez allí coleccionaba sueños y recuerdos vividos. Para poder volver cualquier día y vivir y soñar situaciones felices de antaño. Tenía por costumbre mirar fijamente a los ojos de los desconocidos que se cruzaba por las calles de Madrid, e imaginarse sus vidas. Usaba aquel embriagador perfume de azahar por las noches, para poder dormir tranquila en su cama. Y antes de apagar la luz de la habitación se quedaba unos minutos mirando el atrapasueños que colgaba de la pared, y pensando si realmente atraparía las pesadillas que probablemente intentarían atacarla aquella noche.

Ahora tiene que dejarse todas las mañanas la sonrisa en casa, porque no tiene fuerzas para cogerla y colocársela en la cara. No encuentra los pasos de baile que conseguían liberarla de este mundo y las personas cada vez gritan más y más. Esas voces que entran en su cabeza sin pedir permiso y que la empujan una vez más hacia el agujero en el que se está convirtiendo su vida. Ya no cuenta los peldaños para subir hacia su mente, porque ha dejado de coleccionar sueños y recuerdos. Ya no vive, y si no es capaz de vivir no puede recordar momentos felices. Ya no sueña, ha perdido la ilusión y no la encuentra entre las sábanas. Hace tiempo que se despidió de las calles de Madrid, hace tiempo que no siente su magia. Y alguien se atrevió a entrar en su habitación y quitarla el majestuoso atrapasueños, por lo que ahora las pesadillas invaden sus sueños una y otra vez.

Ya no ve esperanza en su mundo. Ni si quiera una pequeña luz la ilumina ahora. Se han tomado la libertad de pensar por ella, de expresar lo que ella siente, sin tener derecho alguno y dejándola muda completamente. Se ven con suficiente fuerza para hundirla, y poco a poco lo consiguen. Se creen lo bastante inteligentes como para saber lo que siente. Y no se dan cuenta de que así la destruyen lentamente a medida que pasan los días.

-Quizás hablar en tercera persona sea la mejor forma de hablar de uno mismo.